Noticias

La Sra. Rosinha, como todo el mundo la conoce, es una presencia habitual en todas las reuniones con familiares que celebra mensualmente el equipo de Apoyo Social.

Abuela (y madre) de dos adolescentes, Sara (13) y César (12), que participan en las clases de judo de Luta pela Paz, Rosângela vive en Maré desde hace 54 años y tiene tres hijos y ocho nietos.
"Ahora estoy criando a mis nietos, que también son mis hijos. Me convertí en abuela muy pronto, a los 35 años. El primer nieto siempre es muy divertido, ¿verdad? - Kauã tiene hoy 15 años. Lo hago todo por él y por todos mis nietos. Todo lo que puedo hacer por ellos, lo hago. Mi hija tenía 14 años cuando tuvo a Kauã y no quería estudiar, era drogadicta, y luego también tuvo a Sara y a César. En aquel momento yo estaba trabajando y viendo toda la situación, los niños en la calle, no tuve ninguna duda de lo que tenía que hacer: me hice cargo de la custodia de los niños. Como abuela, no podía ver lo que estaba pasando. Fue algo que ni siquiera puedo explicarte. Asumí la custodia y tuve que dejar mi trabajo como empleada doméstica para cuidar de ellos. No digo que fuera fácil, porque nada en mi vida lo ha sido, pero sentí que era lo que tenía que hacer".

Los retos de Rosângela no acabaron ahí. A los 4 años, a César le diagnosticaron una discapacidad auditiva.

"Fue entre los 4 y los 5 años cuando lo llevé al médico con mi otra hija. En aquel momento no me lo creía, estaba muy triste. Ya sospechábamos algo cuando era pequeño... Tardó mucho en andar. Acabas aceptándolo, sigues el tratamiento, haces todo lo que puedes, ¿no? Ni siquiera sabía andar en Río de Janeiro. Gracias a César digo que conocí esta ciudad. Hoy César estudia allí en Laranjeiras (en el INES - Instituto Nacional de Educación para Sordos) y conseguirle una plaza allí no fue fácil, ¿verdad? Antes del INES, él estudiaba en el CIEP, cerca de aquí, porque yo no quería dejarlo sin estudiar. No tenía un profesor que enseñara Libras... Hasta que encontré un colegio que sí lo hacía, me costó. Me costó mucho conseguir esta plaza yo sola. Ahora lleva tres años estudiando allí. Lo llevo allí todos los días, desde el mediodía hasta las 5.20 de la mañana. Lo llevo y lo espero en la sala de madres. Pero le encanta. Es su mundo".

En Luta pela Paz, César y Sara llevan más de cinco años participando en los programas de la Academia.


"Si les digo que no podrán venir (por algún castigo), lloran. Les encanta estar aquí. Hacen judo, tutoría.... Y yo siempre quiero estar ahí, participando en todo, ¿no? Porque para nosotros (los familiares) es muy importante estar ahí. Hoy en día tenemos que estar encima de ellos para que estudien, para que respeten a sus mayores. No dejo de decirles que aprovechen las oportunidades que tenemos, porque hoy en día es cada vez más difícil conseguir un buen trabajo, una vida mejor... Así que estas oportunidades para nosotros son muy importantes. No son importantes: estas oportunidades lo son todo para nosotros".


A la pregunta de si era más difícil ser abuela o madre, Rosângela es tajante:

"Diría que fue más difícil para mí ser abuela que ser madre. Porque no estaba preparada para volver a ser madre, sobre todo de un niño especial. Poco a poco aprendí a hablar en Libras con las madres de la escuela, pero todavía no estoy al 100%. César admira mis esfuerzos y yo admiro su fuerza. Mi vida es para él y su hermana. Y ellos también me cuidan, ¿no? César es muy cariñoso conmigo. No se separa de mí hasta que estoy mejor, lo hace todo por mí. A pesar de las peleas que siempre tienen, yo les quiero y ellos me quieren mucho. Y lo que espero para mi futuro y el futuro de mis nietos es que puedan vivir con dignidad. Que puedan crecer y ser alguien en la vida. Que tengan un futuro mucho mejor del que yo tuve. Y que nunca olviden a esta abuela que está aquí, ¿verdad?".
 

¿Quieres conocer más historias como la de Rosângela? Haga clic aquí y rellene el formulario para recibirlas.
 

También le interesará...